Salida ciclista a Covadonga

16 de octubre de 20230

Hoy tengo una crónica fresca y divertida para compartir con vosotros sobre la salida social en bicicleta que organizamos ayer. Como siempre, estamos dispuestos a explorar nuevos horizontes, desafiar la lluvia y, por supuesto, disfrutar de buena compañía. ¿Listos para empezar? ¡Vamos allá!

Todo comenzó un poco gris, tanto en el cielo como en nuestras expectativas meteorológicas. La salida estaba programada a las 9:30 a.m. desde la sede del club, y mientras nos reuníamos, el cielo gris pendía amenazante sobre nuestras cabezas. Pero, como buenos ciclogloberos, no entraba en nuestros planes que la climatología nos estropeara la salida.  “No hay clima malo, solo equipo mal preparado”. Así que, nos subimos a nuestras “flacas” y comenzamos a pedalear con una sonrisa desafiante en el rostro.

Como en toda salida, hay momentos en los que enfrentamos obstáculos inesperados. Y, ayer, una de nuestras chicas sufrió una caída en el camino. ¡Pero no hay nada que pueda frenar a nuestras valientes ciclistas! Tras el susto inicial, nuestra guerrera se levantó con arrojo y volvió a la carretera como si nada hubiera pasado. A mitad de camino hicimos una parada estratégica para disfrutar de un café y continuar ruta para llegar a Covadonga a las 13:30.

Después de las fotos de rigor delante de la basílica y de Pelayo, nos dirigimos rápidamente a la ducha, unos disfrutando de un vestuario de primera y, los más sufridos, con la manguera que nos cedió el restaurante donde íbamos a comer.

Así que, como colofón de la jornada, disfrutamos de un estupendo menú en un comedor para nosotros solos. Las risas y los comentarios fluyeron sin parar. Anécdotas y chistes (alguno un poco subido de tono, pero sin maldad, eh?) sobre nuestras peripecias en la carretera y fuera de ella. La comida no solo llenó nuestras panzas, sino que también nutrió nuestras almas (que bonito me ha quedado esto…) con la satisfacción de compartir una estupenda jornada con nuestros compañeros.

Pero… espera un momento… ¿Qué es eso que veo en el cielo? ¿Un pájaro? ¿Un avión? No… ¡Es un helicóptero! Y… ¿quién está dentro? ¡No puede ser! ¡Es Ángel Pintado! El legendario triatleta que nunca se rinde, el que nunca abandona, el que nos inspira a todos con sus hazañas. ¡Ha bajado del cielo y a felicitarnos por nuestra ruta!

¡Qué sorpresa más increíble! ¡Qué honor más grande! ¡Qué emoción más intensa! Todos nos quedamos boquiabiertos al verlo descender del helicóptero y acercarse a nosotros con una sonrisa radiante. Nos abrazó uno por uno, nos dio las gracias por seguir su ejemplo, ¡No podíamos creerlo!

Bueno, este final no fue exactamente así, pero podía haberlo sido. Como alguien dijo alguna vez, “que la verdad no te impida contar una buena historia”.

¡Nos vemos en la próxima!

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